EL LUGAR
Un predio natural. Un bosque denso, de variadas especies e interesantes contrastes texturales es atravesado por un pronunciado barranco. Un espacio público pero a la vez inaccesible por la espesura del bosque y su accidentada geografía. Al implantarse en esta zona el proyecto recupera un entorno actualmente no incluido en el imaginario del lugar como un espacio público, pero con grandes potencialidades paisajísticas y de ubicación. Rellenar el terreno resulta costoso tanto desde el punto de vista económico como desde el punto de vista ambiental y de paisaje. Parece acertado que la propuesta aproveche la riqueza del paisaje, incluyendo en el diseño las virtudes naturales del lugar. Se intenta caracterizar el sitio, darle una impronta: introducir en el paisaje un artefacto que permita ocuparlo, recorrerlo, donde cada individuo pueda encontrar su propio espacio.
UN NIDO
Un ‘nido’ como respuesta material a una necesidad generada por el sitio. El artefacto se desdobla, se repliega sobre sí mismo: genera un espacio protegido en su interior. El programa también se desdobla generando pequeños rincones de intimidad. Estos rincones se ocupan en el interior con las especificidades de la biblioteca, mientras que en el exterior se mantienen libres de ser apropiados por cualquiera. Cada sector pertenece ineludiblemente a un conjunto pero tiene la capacidad de funcionar de forma independiente. Desde cada sector se enmarca el paisaje. Se eligen las visuales. Cada espacio se proyecta sobre un espacio propio, único. En este sistema de visuales y proyecciones la sala de lectura y la hemeroteca se orientan estratégicamente al sur, para tener la mejor calidad de luz durante todo el día.
UN ESPACIO PÚBLICO
El edificio genera un claro en el bosque. Un lugar donde el espacio se descubre. Donde el exterior es interior, cubierto, protegido. Donde la vista se pierde entre los árboles y los sonidos del mar desplazan el pensamiento a otros horizontes. La nueva biblioteca transforma un sitio inaccesible en un espacio público abierto, agreste pero accesible. Senderos de piedra bajan desde el edificio hacia abajo, por el barranco. El edificio conforma un verdadero recorrido público.
Coautora: Arq. Carolina Vignoli